Vórtice de esencialismos
Dicen por allí, como secreto a voces, que los tiempos de crisis son vórtices de oportunidad, centros de gravedad o condensación de múltiples problemáticas que nos obligan a voltear hacia lo esencial de todo cuanto sucede, nos obliga a voltear hacia el epicentro en torno al cual gravita todo lo demás.
¿Cuántas empresas no están pasando por tiempos de despido masivo? ¿Cuántos jefes no se están quedando lejos de alcanzar sus KPI? ¿Cuántos procesos no se han visto afectados directa o indirectamente por la crisis de salud que estamos viviendo en el mundo hoy en día? ¿Cuántas personas no están preocupadas por sus trabajos, por sus familias, por su futuro, por su porvenir?
Estoy muy seguro que tú y yo, aunque sea por una décima de segundo, ya pasamos por ese momento de crisis interna que nos lleva a cuestionarnos no solamente la supervivencia de la empresa en la que laboramos, la del estado en el que radicamos, la del país, la de la economía mundial, sino que nos lleva a voltear hacia cosas más esenciales como la familia. Hay temor por su salud, por la supervivencia, por el alimento, por la estabilidad personal y profesional.
La crisis nos obliga a voltear hacia lo esencial, hacia lo importante, hacia el epicentro en torno al cual gravita nuestra propia vida. Y te puedo asegurar que más de uno estamos en medio de ese proceso de revalorar lo que nos mueve, de recordar lo que nos impulsa, de admirar lo que es verdaderamente digno de admirar, de cuidar lo que es verdaderamente digno de cuidar.
¿Hacia dónde virar?
Como tomadores de decisión, como colaboradores de cualquier empresa, seas socio, accionista, CEO, CFO, gerente, líder, supervisor, analista, operador, o prestador de cualquier servicio dentro del margen empresarial, volteemos a ver hacia lo que dejamos al salir de casa, hacia nuestro hogar.
Permíteme proponerte esa figura del hogar, sólo acompáñame un momento que te prometo que tengo un punto, y quisiera que juntos podamos explorarlo.
Quizá estés casado y con hijos, quizá aún vivas con tus padres, roomies, o de forma independiente, pero tienes ciertos sueños y anhelos de futuro que sabes que podrás alcanzar con la determinación adecuada. Tanto el casado como el soltero saben el trabajo que implica luchar por los propios sueños, el valor de las metas alcanzadas, y han lidiado ya con tiempos de vacas gordas y de vacas flacas, en donde a veces hay lo suficiente para vivir cómodamente, y en donde hay ocasiones en que se necesitan hacer ajustes para sobrevivir con lo poco que hay. Pero siempre buscando el mejor bienestar de los tuyos, siempre cuidándolos, siempre proveyendo lo necesario, siempre procurando ser ejemplar para quienes te siguen, para quienes te ven, dando de tu tiempo para jugar con los más chicos en casa, anhelando en ocasiones desocuparte temprano de tanto papeleo en la oficina sólo por verlos a ellos y a tu esposa o esposo.
Ésta misma situación la vivimos todos, y déjame decirte que podemos salir muy fortalecidos, más conscientes y mejor preparados para empatizar con quienes tenemos a lado.
¿Hacia donde virar? ¿Hacia donde voltear para no dejar de aprender, para renovarnos en tiempos de crisis, para crecer como seres humanos, para autoanalizar lo que hemos decidido, para explorar hacia donde enfocaremos nuestro posterior camino? Voltea a tu hogar. El valor de un líder se mide antes por las victorias que tiene dentro de su hogar, y un líder no es sólo el que es declarado por la empresa, sino todo aquel consciente de que sus acciones impactan positiva o negativamente y trata de influir para bien en su entorno.
Voltea hacia dentro de tu casa, y si descubres que hay mucho que se ha dejado de hacer, no te desanimes, recupera terreno, y lidera a quienes confían en tí, guía y se punto de referencia.
Liderazgo es servicio
La madre Teresa de Calculta dijo en alguna ocasión que «quien no vive para servir, no sirve para vivir». Y vaya que es una frase que más que esconder algún significado difícil de comprender, es más claro que el agua. La vida de cada persona tiene sentido en la medida del servicio que presta.
A ti líder te hablo, tu objetivo, aunque tiene metas muy cuantificables quizá, porque te piden el alcance de ciertos KPI, no sólo es sobre pasar esos indicadores, sino el aportar a la vida de quienes te rodean, de quienes colaboran contigo o trabajan para ti.
Que éste tiempo de contingencia pueda ser un tiempo de recordarnos lo esencial, estemos haciendo home office o no, pero que todo lo que estamos valorando más en estos momentos, nos permita redirigir nuestra labor enriqueciéndola con servicio, disponibilidad, generosidad, comprensión y un auténtico liderazgo, que guíe, enseñe, comunique y apoye.
La empresa está necesitada de líderes humanos, con valores y convicciones profundas, deseosos de transformar la vida de la empresa y de quienes les rodean. Veamos lo esencial, volvamos a los básicos, aportemos valor y seamos líderes transformacionales.
Autor: Ing. Héctor López
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